* Tener este distintivo no es tarea fácil, pues se requiere de la voluntad de toda la población y el trabajo coordinado de los actores sociales
* Con el paso del tiempo, el concurso de Globos de Papel de China ha adquirido renombre nacional e internacional
En Zozocolco pareciera que el cerro entero estuviera lajeado y las pequeñas callejuelas que se descuelgan también están tapizadas de lajas, hay incluso lugares en donde las piedras se adosan a las casas más grandes, las cubren de ese tono entre gris y entre añejo, se insertan en el paisaje arquitectónico hasta que coronan la cúspide forrando la iglesia de San Miguel Arcángel, el atrio y el curato completo.
Desde Zozocolco se domina el panorama indómito de la serranía, último reducto de las poblaciones indígenas totonakú que en el afán de perdurar se adhirieron a la ladera de los cerros haciendo lo que las piedras hacen con las estructuras. Así, en medio del verdor se gesta el trabajo de quienes buscan reactivar a la región, de quienes con altos aires aspiran a convertir a este lugar en Pueblo Mágico.
El biólogo Cándido Juárez, presidente municipal de Zozocolco, comentó que están “trabajando fuertemente en eso, estamos solicitando el respaldo al gobernador Javier Duarte de Ochoa así como al secretario de Turismo y Cultura, Harry Grappa Guzmán, quienes de muy buena voluntad nos han estado apoyando”; abundó que tener este distintivo no es tarea fácil, pues se requiere de la voluntad de toda la población y el trabajo coordinado de los actores sociales.
Afortunadamente esta labor ha comenzado a rendir frutos y la población se ha podido dar cuenta de ello. Hace nueve años que el concurso de Globos de Papel de China se celebra en Zozocolco y con el paso del tiempo ha adquirido renombre nacional e internacional; delegaciones como la colombiana no pueden faltar a este evento que se ha convertido en un festival de tres días.
Además de ésta, existen a lo largo del año otras festividades que dan colorido al municipio; el 24 de noviembre inician las tradicionales posadas, que en Zozocolco duran un mes; durante este tiempo se adorna el pueblo con palma, tepejilote y hoja de pimienta, hasta el 24 de diciembre.
Después de esta celebración continúan las festividades del fin de año; en enero la cabecera municipal retoma las fiestas para preparar el carnaval; danzas como loshuehues, san migueles, quetzales, toreadores, negritos, xcutis, moros y voladores se apropian del espacio geográfico.
En Semana Santa la gente acude a los santuarios naturales, como la Poza de la Junta, la del Diablo y la del Callejón, de aguas cristalinas que provienen de manantiales de Zozocolco; junio llega con la fiesta de Corpus Christi, con la que se le da continuidad al santoral que no deja de celebrarse en la cabecera municipal y sus comunidades; septiembre anuncia la fiesta mayor, en honor al patrono san Miguel Arcángel. El ciclo inicia con las festividades de los fieles difuntos, en noviembre.
La búsqueda de la distinción de Pueblo Mágico exige un cambio de mentalidad, pues las acciones que se tomen en materia de planeación social y medioambiental tienen que ir enmarcadas en un discurso autosustentable y consciente de su impacto sociocultural.
Por ello se trabaja con los campesinos y productores forestales para evitar la contaminación de cuerpos de agua y la tala inmoderada, además se da impulso a factores ecoturísticos amigables con el ambiente; incluso se ha creado una UMA (Unidad de Manejo Ambiental) llamada El Jabalí, para la conservación de la vida silvestre.
Con acciones como éstas ha incrementado la derrama económica en poco tiempo y la población se ha dado cuenta de que la infraestructura hotelera es necesaria, pues durante las festividades las habitaciones son reservadas hasta con dos meses de anticipación.
Conscientes de que Zozocolco es “nuevo” en este sector económico, los pobladores saben que todavía queda mucho trabajo por delante, pero cuentan con tradiciones, cultura y costumbres suficientes para ofrecer a los visitantes una estancia olvidable.
En este pueblo, los altos aires de la sierra transportan el típico olor a pan hecho a la leña, con piloncillo y huevo y ese tostado de café de altura que se escapa en medio de las callejuelas salpicadas por algún desprevenido cuerpo de agua. Para llegar a Zozocolco el camino es largo, porque se encuentra en una cúspide, sin embargo vale la pena realizar la travesía y sentir el aire de la montaña.
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