Nace un niño allá por el año 1214 en Yancucum (significa en tenek; muchas palomas). Pueblo que estaba bajo el dominio de Tomiyauhatl y Xólotl, quienes tenían a “Tenayucan” (lugar amurallado), como capital de toda la región huasteca en poder de los Chichimecas.
A este niño le llamaron “Soot” (significa en tenek o huasteco; “murciégalo” que viene del latín mus-murris-ratón y ciégalo-ciego o sea que significa ratón ciego). Soot era un niño güero como a los que hoy en día se les conoce como albiños o albinos y les lastima la claridad. A los tres meses de nacido, caso curioso que este niño fue pedido como ofrenda para los dioses. Llevándolo al cerro del sacrificio llamado “ok ich” (ok –cerro, ich-cabeza; cerro de la cabeza). Pero su madre tuvo que ir a traerlo, porque fue rechazado por los dioses, ya que estuvo dos días sin ser devorado. Puesto que los buitres en el cielo sobrevolaban en el lugar y pillaban despavoridos y asustados. Mientras su madre se acercaba y viendo al pequeño que se encontraba ileso lloro agradeciendo a los dioses, ya que habían perdonado este sacrificio.
Quizás no fue devorado por su color y ser diferente a los demás niños de la aldea. Cuando regreso al pueblo esta mujer fue apedreada por las aldeanas, que aseguraban que el niño estaba maldito y que este era un pago por todas las maldades que hacia la diablesa Tomiyauhatl y el rey Xólotl. La madre desesperada con este hijo del demonio, se fue en la espesa selva caminando, por varios días hasta llegar a una gran ciudad llamada Cuextlán.
Cuextlán estaba bajo el mando de la reina “Sakla” (significa en tenek o huasteco; hormiguita o mujer mala), donde fue acogida con beneplácito, dándole pensión y al niño lo colmaron de regalos y bendiciones que según era el dios blanco que tanto habían esperado.
Sakla de inmediato mando a un mensajero con la noticia hasta Tenayucan, prestos los reyes exigieron les llevaran aquel niño, para cuidarlo y prepararlo como sacerdote. Solo que al paso del tiempo se desilusionaron porque aquel niño no veía de día, por eso le llamaron “Mexlypilli” (significa en nahua; el hijo de la luna). A pesar de que lo mandaron al Calmécac este no pudo superarse, ya que era objeto de burla y diversión entre los demás jóvenes. Después de un receso opto, por no volver y se dedico solo para labrar puntas de lanzas, flechas, tejer mantas y otras artesanías, bajo el amparo de la noche.
Hasta que un día que se estaban preparando varios jóvenes para la guerra, estos por burla lo pintaron de la cara y cosa extraña Soot empezó a ver de día. Después el mismo se maquillaba o pintarrajeaba con el afán de ser una persona normal, así fue creciendo hasta el año de 1242 a la muerte de Tomiyauhatl, que fue nombrado como rey de Cuextlán.
Este rey gobernó solo por 49 años ya que por su vejes lo sorprendió la muerte en 1291 y Cuatuche (el conejo) lo reemplazo como rey por varios años mas hasta la llegada de Momatetl (mano de piedra).
Información Cortesía De “Cuextécatl Volvió a la Vida” – José Reyes Nolasco
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