Monday 02nd December 2024,
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Leyenda de Quetzalcóatl (1048-1116)

           La cultura Tolteca es la más antigua, de todo México según los Anales de Cuautitlán, en ellos dice que Tollan o Tula, fue ocupada por los Toltecas en el año Ce Techtli (674) y que su primer rey fue Mixcoamatzin, quien gobernó desde el año 700 hasta el 765, luego reinó Huetzin y Totepeuh hasta 887, el cuarto fue ilhuitlmail (fiesta delicada) hasta el año 925, le siguió Topiltzin Quetzalcóatl, hasta el año 947  hombre de baja estatura, gordo, cara redonda, nariz alargada, tez negra y larga cabellera.

  Quien se inmortalizó, convirtiéndose en un Dios, por sus conocimientos hechiceros y sacerdotales, que  hacia milagros, curaba enfermos, pronosticaba el estado del tiempo acertadamente y predecía el futuro. Fue símbolo de sabiduría del México antiguo, quien aceptó por encargo de Dios, restaurar a los seres humanos, así como a proporcionarles vida y después su alimento.

                Quetzalcóatl 1° aparece en las antiguas leyendas realizando un viaje a Mictlán “la región de los muertos” en busca de los “huesos preciosos” que servirían para la formación de los hombres. Mictlantecuitl, señor de la región de los muertos y la oscuridad, pone una serie de dificultades a Quetzalcóatl para impedir que se lleve los huesos de las generaciones pasadas.

       Pero Quetzalcóatl, ayudado por su doble nahual o nahualli, ya que poseía el conocimiento de la metempsicosis (técnica de reencarnación de las almas de un  cuerpo en  otro o sea que se convertía en cualquier animal o en otro ser) también  ayudado por los gusanos y las abejas silvestres.

        Logra apoderarse de los huesos para llevarlos a Tamoanchan, allí con la ayuda de Quetzalistli (esmeralda o piedra preciosa), molió los huesos y los puso después en un barreño precioso. Sangrándose su miembro sobre de ellos, les infundió vida.

       Los hombres aparecen así en el mito como resultado de la penitencia de Quetzalcóatl, que con su sacrificio mereció su existencia, precisamente por esto se llamaron los hombres “macehuales”, que quiere decir (hombres de aquí, nuestro origen o los merecidos por la penitencia).

           Según cuentan que a su muerte se escucho un gran estruendo en el cielo y oscureció como si fuera de noche en pleno día por más de una hora (quizás fuese un eclipse de sol).

        Después de su muerte fue nombrado rey Matlacxochitl (matlactli-diez, xochitl–flor o sea diez flores) hasta el año 982. Nauhyotzin hasta el 997. Matlacoatzin hasta 1025, Ticoatzin hasta 1046. Huemác hasta 1048 y el segundo Quetzalcóatl hasta el año de 1116, año de la destrucción de Tollan.  Por otra parte la Cronología de Ixtlilxóchitl, indica que los reyes toltecas fueron Chalchiutlanetzin de 719  a 771, Ixtlicuecháhuac hasta 823, Huetzin hasta 875, Totepeuh hasta 927, Nacaxoc hasta 979, O-Mitl hasta 1035, Xiuhatlaltzin su viuda hasta 1039, y Topiltzin Quetzalcóatl hasta 1116, como se ve todos gobernaron por periodos de 52 años excepto O-Mitl y su viuda que vio la llegada de Quetzalcóatl segundo, en el año 1048.

             Aunque las diferencias cronológicas pueden explicarse argumentando que la de Ixtlilxóchitl es cíclica y la de los anales de Cuauhtitlán  es natural, el caso es que varían nombres y números de monarcas según su interpretación. A los códices se les dan diferentes interpretaciones y ello dificulta la tarea de encontrar la verdad histórica, como queda demostrado con este ejemplo. Y solamente mostramos dos versiones, aunque existen muchas más, pero no documentadas para poder explicar la más veraz Leyenda de Quetzalcóatl.

              Después de la muerte del rey O-Mitl en el año de 1035 su viuda Xiutlaltzin quedo inconsolable y cuando los indios del Anáhuac terminaron con las fúnebres ceremonias llenas de la solemnidad y dolor que la muerte de un rey exigía, se reunieron con honda preocupación: el rey no había dejado hermanos que le pudieran heredar y tampoco tenía hijos o parientes próximos, solo su viuda que gobernó hasta 1039. Y como no sabían el modo de resolver aquella situación, confiaron en el gran sacerdote Huemác.

            Él haría sacrificios, imploraría al Dios sol y el Dios les daría un emperador, con esta esperanza se disolvió la reunión y todos comenzaron a hacer ayunos, ruegos y penitencias.

            Una mañana en el año de 1048 cuando el gran sacerdote salía del templo, vio a un hombre que miraba a su alrededor con cierta curiosidad, pero al fijarse más detalladamente en aquél ser; el sacerdote se llenó de asombro, ese hombre era distinto a todos.

            Alto, de grandes ojos azules e inquietos, y lo que más le sorprendió, fue su piel era tan blanca, el sacerdote se miro instintivamente sus manos que mostraron su piel obscura y al compararla con la del hombre que tenía delante de él, después no dudó un momento, estuvo seguro que aquel era un hombre sobrenatural, el rey que el Dios sol les enviaba y con esta seguridad se fue a ponerse frente de aquel extranjero y se postró ante él;

           ¡Bienvenido sea a esta tierra!, en nombre de todos, yo te acato desde ahora por nuestro rey.

            El hombre blanco debió comprender aquellas palabras, pues le sonrió benignamente y se dejo conducir.

            Pocos días después era nombrado rey solemnemente con todos los honores con el  nombre de Quetzalcóatl.

            La historia también sé borla con respecto al nacimiento del rey Salomón.

           Ce Acatl Coatl Topiltzin, Quetzalcóatl (Ce una, Acatl caña, Coatl serpiente, Topiltzin-nuestro príncipe y Quetzalcóatl- serpiente emplumada, también nombrado Dios del aire).

            Sé decía que fue hijo de una mujer virgen llamada Chimalmak (brazo de escudo) y del rey  de Tollan (Tula) Mixtocoatl (gato serpiente) o Mixcóatl (serpiente nublada).

   Pero caso tan extraño, porque ese rey fue de tez morena y Quetzalcóatl era un hombre alto, rubio, barbado, blanco de ojos azules y con mucha cultura.

          Enseñó a los toltecas el labrado de piedras, metales preciosos y otros conocimientos, ellos muy agradecidos le nombraron gran sacerdote y rey.

          Después invento el calendario con estudios cíclicos del sol y del planeta Venus. Ya que para los pueblos indígenas, el año empezaba el 25 de marzo y no el  1° de enero.

         Detestaba la guerra y los sacrificios humanos, predicaba y practicaba todas las virtudes, también enseño el culto de la cruz y el rito del fuego nuevo, esto provoco una reacción adversa entre los Toltecas-Chichimecas que adoraban a Tezcatlipockle (espejo humeante, dios sanguinario del mal y la fatalidad) mismo que tentó a Cuextecatl en el banquete de mayahuel tomando pulque de mas y abusando de la princesa  Xochitl.

        El mismo Tezcatlipockle, ¡jugador nada limpio! en tula durante un juego de pelota, contra Quetzalcóatl de pronto se convierte en tigre, y la gente que estaba mirando se espantó de tal manera que dieron todos a huir y con el tropel que llevaban y ciegos del espanto concebido cayeron y se despeñaron por la barranca del río que pasa por ahí y se ahogaron.

       Quetzalcóatl ha caído enfermo y se le aparece la figura del mago ambulante, este le regala un remedio milagroso sacado de la caña de azúcar, es aguardiente, la bebida de la inmortalidad, tómalo dijo Tezcatlipockle, “me lo agradecerás” el rey lo bebe, se embriaga y comete abusos sexuales con su hermana espiritual que se llamaba “Quetzalpétlatl” (petate emplumado) ya sobrio es presa de la vergüenza y al igual que Cuextécatl, abandona su imperio y se refugia en Tlillan Tlapallan (tlillan tlilltik-color negro, an-ustedes Tlapallan-visitar lugar de las pinturas) o sea que Quetzalcóatl visito el país de los negros, quizá el planeta Venus o a los Olmecas.

       Tezcatlipockle ha logrado su propósito, ha arruinado a Quetzalcóatl que por este acto pierde su sacerdocio.

        Que tuvo un reinado muy brillante, digno y prospero pero la maldad, el egoísmo, la intriga y la envidia de Tezcatlipockle, lo hizo emigrar a Cholula donde vivió enseñando y haciendo el bien. Quetzalcóatl un día partió para Coatzacoalcos y se marcho lejos por el mar rumbo a Yucatán, en donde fue adorado como Kukulkán o Dios maya, arrojándose sobre de una hoguera para subir al cielo, convirtiéndose en el planeta Venus, la estrella de la tarde y después fue divinizado haciéndolo un dios, Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl, según cuenta la leyenda, no muere en el exilio, sino que se embarca de nuevo en las costas del Golfo y desaparece en las inmensas aguas, convirtiéndose en “la estrella de la mañana”, pero antes de partir, dejó una profecía, en la cual predijo que un día vendrían por el mar hombres blancos y barbados como él, que conquistarían su país. Esta profecía influye en los indígenas cuando desembarcó Cortés en Veracruz, que contribuyo a los españoles para facilitar la conquista.

             Los indígenas decían que volvería en el año uno caña, fecha en la cual desembarcó Cortés y los aborígenes lo confundieron con él.  Quetzalcóatl, el rey, el héroe civilizador que convertido en un Dios, simboliza la fecundidad, el honor, la gloria, la nobleza, la sabiduría, el arte, la fuerza del viento, que mueve de las playas del golfo de México, hacia las altas vertientes del occidente, Dios convertido en hombre, que retorna a la patria de origen, para concluir su ciclo con los viejos pobladores cultural y espiritualmente.

          A este hombre los Olmecas y los aztecas lo vieron aparecer en el horizonte, con las velas blancas y cuando los navíos tocaron las playas bajaron hombres blancos acompañados de esclavos negros y sintieron que traían una fuerza divina, pero eran otro tipo de hombres y no los que se esperaban.

            Al igual en los sueños o premoniciones de Cuextécatl narra que a este hombre blanco lleno de paz espiritual llamado Quetzalcóatl, lo vio partir por las aguas diciéndole que regresaría a cumplir con la misión encomendada por su Dios para librar a todos los pueblos del demonio. Y que después en otro sueño Cuextecatl, se quedo esperando en la orilla del mar su regreso, por mucho tiempo hasta que este volvió en grandes embarcaciones, con ejércitos de hombres armados parecidos a Quetzalcóatl, pero su semblante había cambiado totalmente.

         Eran ya de aspecto cruel y frió, sus ojos reflejaban la muerte y lo que vio, les decía ¡padre, madre! como cruelmente los destruían y los mataban a todos juntamente con mis hermanos, aniquilando a pueblos enteros y entonces se me aparecieron los dioses, los cuales me recomiendan una vida pura y sana y así estar preparado para el día que esto suceda y poder salvar a mi pueblo, es por eso que ya no puedo llamarles padres, y desde hoy yo seré el caudillo que salve a mi raza.

 

Cuextécatl volvió a la vida – José Reyes Nolasco

 

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